Vivimos tiempos de incertidumbre. La pandemia ha causado mucho dolor: miles de fallecidos, destrucción de empleo, una crisis económica sin precedentes y sobre todo una gran incertidumbre sobre lo que nos deparará el futuro inmediato. La crisis sanitaria se resolverá definitivamente con la masiva llegada de las vacunas. Sin embargo, los efectos de crisis económica y social perdurarán bastante tiempo.
El Covid19 nos ha obligado a cambiar hábitos y costumbres. Hemos aprendido a sobrevivir estando confinados sin salir a bares o restaurantes, sin peluquerías, sin ocio de fin de semana. Hemos aprendido a sobrellevar una situación verdaderamente dramática; adaptándonos a una nueva realidad, relegando hábitos que teníamos profundamente arraigados. Quizás el aprendizaje más importante de esta crisis global es que “hemos aprendido a desaprender”.
Durante el periodo de pandemia se ha constatado un salto exponencial en la digitalización. El comercio electrónico, el teletrabajo y la formación on line han experimentado una aceleración sin precedentes. En poco tiempo hemos aprendido mucho. Nuestras capacidades digitales se han multiplicado.
El deporte del motor es un buen ejemplo de adaptación a esta nueva realidad. Ante la imposibilidad de celebrar actividades con presencia de público, las competiciones se han retransmitido a través del canal on line. Los organizadores, los medios informativos y los propios participantes han volcado sobre los canales digitales todo el acontecer deportivo. El “nuevo formato” parece que ha funcionado y, posiblemente, estamos ante el germen de lo que puede ser la reinvención del patrocinio deportivo del motor que necesita, imperiosamente, acelerar su proceso de digitalización.
La gran oportunidad que depara el futuro
Un reciente estudio realizado en Estados Unidos entre aficionados a diferentes disciplinas deportivas pone de manifiesto que el público ha buscado medios alternativos para disfrutar de los deportes que le interesan, siendo el streaming y las redes sociales los canales preferidos. El estudio, además, pone de relieve la valoración de las marcas patrocinadoras. Más de la mitad de los encuestados, concretamente el 53% responden que apoyarán a aquellas marcas que inviertan en actividades de patrocinio.
Parece lógico pensar que estos datos pueden ser perfectamente extrapolables a otros territorios. Los aficionados son conscientes de que en un nuevo tiempo, que es radicalmente diferente, hay que hacer las cosas de manera distinta; y también parece lógico interpretar que en un momento de recesión económica, los aficionados van a “premiar” a aquellas marcas que mantienen un firme compromiso de apoyo al deporte y a los deportistas.
Se aproxima un nuevo tiempo y un nuevo contexto. Todos los actores implicados deben aprovecharlo para cambiar el modelo sobre el que tradicionalmente se ha construido la oferta de patrocinio en el mundo del motor. Ofrecer espacios en carrocerías y en indumentaria deportiva para que las marcas y empresas colocarán sus logos fue una estrategia que funcionó en el pasado, pero, hoy día no tiene sentido. Si eres un deportista, el responsable de un equipo o un organizador de eventos en busca de recursos económicos tienes que considerar que compites contra un nutrido grupo de medios que también buscan lo mismo. Echa un ojo a este artículo en el cual verás quienes son realmente tus competidores en la búsqueda de recursos económicos.
Cambiar la dinámica del deporte del motor pasa necesariamente por evolucionar en la forma de plantear las propuestas de patrocinio para hacerlas más atractivas a los ojos de los posibles sponsors. En el libro “Cómo conseguir patrocinador para tu programa deportivo” encontrarás todo tipo de ideas, estrategias y herramientas para que puedas preparar un buen proyecto.
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